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La Costa Amalfitana III: Pompeya y Paestum.

  • Foto del escritor: Concha Estremera Sáez
    Concha Estremera Sáez
  • 28 jun 2017
  • 4 Min. de lectura

Hoy va de ruinas. Visitaremos la romana Pompeya y posteriormente nos iremos muchos años atrás, hacia la grecorromana Paestum.


Pompeya.


Los restos de esta impresionante ciudad se encuentran a sólo 26 kilómetros de Nápoles, a los pies del Vesubio. La historia de este lugar se ha reproducido mil veces en libros, películas y series de televisión y es que aún hoy en día nos resulta fascinante y escalofriante cómo de un día para otro, una ciudad llena de vida, civilizada y avanzada, quedó borrada del mapa. El 24 de agosto del año 79 d.C., el volcán erupcionó, expulsando piedra pómez, vapores de azufre y creando una nube de cenizas que llegó incluso hasta Siria y Egipto. Se calcula que unos dos mil habitantes de los veinticinco mil que tenía Pompeya fallecieron, casi todos ellos de forma instantánea, debido a las altas temperaturas (de más de 250º) a las que quedaron expuestos, según un reciente estudio de los expertos Mastrolorenzo, Petrone, Pappalardo y Guarino. La ciudad vecina de Herculano corrió la misma suerte y ambos lugares son hoy en día Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Pompeya y el Vesubio.

El descubrimiento de estos restos fue auspiciado por el rey Carlos VII de Nápoles (que no era otro que Carlos III de España) y las excavaciones estuvieron dirigidas por el aragonés Roque Joaquín de Alcubierre, allá por la segunda mitad del siglo XVIII. El estado de conservación de las casas y de los cuerpos de los fallecidos es tal, que permite conocer casi a la perfección cómo se vivía en Pompeya y en Herculano. Podréis ver las tiendas, las cantinas, las termas y el lugar más que curiosidad genera en los turistas, el lupanar, donde se conservan pinturas un tanto picantes y al que se llega siguiendo la dirección que marcan las señales con forma de pene que los pompeyanos colocaron en el suelo de sus calles.


No me voy a extender más en cuanto a los detalles, porque existe muchísima documentación al respecto y porque no hay mejor explicación que la que uno obtiene cuando visita el lugar. Para hacerlo, especialmente en primavera y verano, es imprescindible ropa y calzado cómodo y fresco, buena protección solar, un sombrerito y unas botellitas de agua. La visita puede durar un día entero, pero dentro del recinto hay una cafetería donde reponer fuerzas.


Para Pompeya, el horario de visitas es de 8:30 a 19:30 de abril a octubre y de 8:30 a 17:30 el resto del año (aunque no se permite la entrada desde dos horas antes de la hora de cierre). En cuanto a los precios, la entrada de un día cuesta 11€. Si queréis visitar todo el conjunto (con Herculano, Oplontis, Stabia y Boscoreale), hay un ticket de 20€ válido para tres días consecutivos. También se puede llegar a la ciudad en bus desde Nápoles o Salerno y en tren, desde Nápoles, Salerno o Sorrento.


El Vesubio sigue en activo y su última erupción tuvo lugar en 1944, en plena Segunda Guerra Mundial. En esa ocasión, no hubo que lamentar bajas humanas, puesto que los habitantes de las zonas cercanas fueron evacuados previamente, pero desaparecieron por completo los pueblos de San Sebastiano al Vesuvio, Massa di Somma y parte de San Giorgio Cremano. Además, las fuerzas aéreas norteamericanas perdieron nada menos que 88 de sus B-25, que se encontraban en el aeródromo de Pompeya. Hoy en día existe un plan de evacuación, porque a pesar de toda su historia, a los pies del volcán se encuentra una de las zonas más densamente pobladas de Europa.


Si os apasiona el tema y queréis profundizar más, podéis leer las cartas de Plinio el joven, un testigo de la erupción, en las que relata en primera persona lo que presenció. Plinio era el sobrino de Plinio el Viejo, quien se acercó al lugar para investigar qué ocurría, con curiosidad "científica", lo que le costó la vida. A ellos se debe el nombre del tipo de erupción volcánica llamada "pliniana". Hoy en día Pompeya sigue siendo noticia y esta misma semana, el diario ABC publicaba una entrevista con los arqueólogos españoles que realizan excavaciones en la necrópolis de Porta Nola, (que formará parte próximamente del itinerario turístico del recinto) y cuyos hallazgos permiten revelar muchos más secretos sobre las costumbres de aquellos malogrados habitantes.


Paestum.


Paestum.

Los romanos rebautizaron así a la antigua ciudad griega de Poseidonia, fundada por los sibaritas allá por finales del siglo VII a. de C. Está situada a 107 kilómetros al sur de Nápoles y mi consejo es que reservéis un día para visitar las ruinas y daros un buen baño en las magníficas playas cercanas, de arena fina y aguas tranquilas.


En el complejo arqueológico encontraréis los restos del asentamiento romano junto a tres majestuosos templos dóricos, los mejor conservados de la Grecia Antigua: Hera, Apolo y Atenea.


El recinto no es muy grande y en poco más de una hora de agradable paseo os habréis hecho una buena idea y seguramente decenas de fotos. La entrada tiene un precio de 7€ (10€ si la combináis con el museo). En la página de turismo de Paestum, encontraréis más información. Pero, ya sabéis, ¡lo mejor es ir!







 
 
 

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